Algo Terrible Está Ocurriendo en Japón – VisualEconomik

Japón tiene la deuda pública más grande del mundo desarrollado. Hablamos de un 250% del PIB, una cifra que nunca antes se ha visto en ningún país rico, o al menos no después de la Segunda Guerra Mundial. Y el problema cuando estás tan endeudado no es solo tener esa deuda, no es solo tener que devolver los préstamos, sino sobre todo la cantidad de intereses que tienes que pagar cada año por ellos. Pues bien, en Japón esos intereses se acaban de duplicar y esto significa que el golpe a las finanzas públicas va a ser tan grande que el primer ministro, Shigero Shiva ya ha alertado de una crisis de deuda comparable a la de Grecia en 2012. La situación fiscal de nuestro país es sin duda extremadamente grave, peor que la de Grecia. Se trata de una frase inédita en boca de un líder japonés que, por supuesto, ha resonado tanto en Tokio como en los mercados internacionales. Pero, ¿acaso está la tercera economía del mundo al borde de su propia versión de la crisis griega? Pues lo cierto es que hay algunos síntomas que se están empezando a acumular que sin duda no son nada buenos y que están empezando a hacer saltar todas las alarmas. Por un lado, el PIB se ha contraído, en concreto un 0,7% en el primer trimestre. Y ya no solo que haya caído el PIB, sino que encima ha sido una caída el triple de grande que la previsión pesimista. Es decir, no solo va mal, sino que va peor todavía que una previsión que ya era mala de por sí. Pero es que por otro lado, los rendimientos de los bonos japoneses a largo plazo, es decir, el coste de la deuda que asume el gobierno nipón, se ha disparado a sus niveles máximos de las últimas dos décadas, precisamente por la subida de tipos que comentaba hace un momento. Y si a todo esto le sumamos las amenazas de Trump, los nuevos aranceles después de el día 7 y la incertidumbre en general, pues ya os podéis hacer una idea del mega cóctel destructivo que esto supone para la economía nipona. Esto significa básicamente una cosa, al estado japonés ahora le cuesta muchísimo más la financiación en los mercados. De hecho, para que os hagáis una idea, la demanda en la última subasta de bonos soberanos a 40 años, que básicamente quiere decir las ganas que tienen los inversores de prestar su dinero a Japón, fue la más baja en un año, lo que ha acabado obligando al Estado japonés a ofrecer intereses récord por su deuda de hasta el 3,67% anual. Pero es que por si todo esto ya fuera poco, Washington ha puesto la puntilla. Estados Unidos ha lanzado amenazas que podrían llegar a convertirse en una auténtica bola de demolición en escena. Japón podría perder 17,000 millones de dólares en exportaciones de automóviles debido a los aranceles estadounidenses, dice la agencia comercial de la ONU. Amigos, durante muchos años Japón ha sido uno de los mayores acreedores de Estados Unidos y realmente sigue siendo así. Aunque quizá aquí lo que más te pueda llamar la atención es saber que el propio estado japonés es un gran acreedor de Washington. Y la pregunta es, ¿cómo se entiende eso de estar endeudándose hasta las cejas y al mismo tiempo ser acreedor de Estados Unidos? es decir, estar prestando tanto dinero al país yankee, pues veréis, todo esto forma parte de una estrategia financiera que el país nipon ha seguido durante las últimas décadas y que ahora puede estar saltando por los aires. Y para explicaros exactamente en qué consiste, os voy a dar unos cuantos datos, porque según cifras del tesoro de mayo de este año, en total, los japoneses mantienen en cartera aproximadamente 1,13 billones hispanos de dólares en bonos norteamericanos. Se trata de una cantidad que equivale a casi una cuarta parte de su propio PIB y que les convierte en el prestamista extranjero número uno de la economía americana, incluso por encima de China. El hecho de que Japón se haya convertido en el mayor acreedor extranjero de Washington, pues no ha sido una casualidad. De hecho, ha sido fruto de circunstancias muy concretas. Por un lado, un plan bien trazado por parte del Banco Central de Japón que desde los años 80 recicla así los superábits de la balanza de cuenta corriente. ¿Y qué significa todo esto? Pues básicamente que cuando las empresas japonesas exportan coches o microchips a otros países, luego esos ingresos que reciben suelen llegar en dólares. Dólares que los exportadores convierten en llenes a través del sistema financiero. Y aquí es cuando entra en juego la estrategia del Banco de Japón. El banco central japonés lo que hace es ir absorbiendo estos dólares que llegan a cambio de los cuales entrega yenes y después pues en vez de dejarlos inactivos cogiendo polvo, lo que hace es invertirlos en activos seguros como precisamente los bonos del tesoro de Estados Unidos. En otras palabras, que compran los bonos con dólares que les han dado las empresas exportadoras y a cambio reciben intereses con la garantía, además, de que luego se les devolverá el principal más adelante. Básicamente se trata de una forma bastante normal de guardar las reservas internacionales. Es una inversión segura, moderadamente rentable y líquida. Ahora bien, esta es solo la primera parte del esquema. Luego, por la otra parte, tenemos a los propios inversores. Y es que hasta la crisis inflacionaria y la subida generalizada de los tipos de interés, los bonos japoneses no daban este casi 4% que hemos visto, sino que realmente daban un 0% de rentabilidad, incluso a veces daban rentabilidad negativa. Vamos, que invertir en bonos del tesoro de Japón era un negocio pésimo. Así que para las grandes aseguradoras niponas y para las compañías financieras, como por ejemplo los fondos de pensiones y los propios ahorradores conservadores, un bono del 3 o del 4% en Estados Unidos era mucho más rentable que simplemente prestar al gobierno en casa. Más aún si tenemos en cuenta que el yen de normal históricamente ha sido una moneda que ha ido a la baja, entonces ahorrar en dólares será mucho más rentable. De esta forma, durante décadas la mezcla de dinero barato en Tokyo y el seguro americano convirtió los títulos del tío Sam en el activo preferido del ahorro japonés. Y hasta ahora este esquema parecía inquebrantable hasta el punto de que en cierto modo podríamos simplificarlo tal que así. Me compras deuda y yo te compro coches. Y quien dice coches, por supuesto, dice muchas otras cosas que son las que terminan alimentando el déficit comercial de Estados Unidos que tiene con el estado nipón. Esta era la relación, esto era lo que pasaba y todos contentos o al menos contentos hasta ahora. Porque si seguís Visual Economic, ya sabréis bien que con Trump en la Casa Blanca todo puede tambalearse en cualquier momento. Y aquí es donde llegamos al problema interno en la economía japonesa. ¿Recordáis que hace un momentos hemos dicho que Japón cada vez paga más por financiarse? Pues eso no es todo. El valor del yen está en caída libre y cada vez hacen falta más yenes para comprar un solo dólar, lo cual genera más inflación y disuelve los ahorros de los japoneses. Pues bien, la clave está en cómo se corrigen estos problemas y la forma más sencilla y directa es subiendo los tipos de interés, lo que hemos visto antes. El problema, pues que en este caso esto encarecería todavía más la financiación del Estado japonés, lo que podría hundirle en una crisis de deuda al tiempo que llevaría probablemente al país a una recesión profunda. Luego otra forma de estabilizar el yen, en vez de subir los tipos de interés sería comprar yenes masivamente. Es decir, el banco central con los dólares que tiene guardados los utiliza para comprar dólares en el mercado y así estabilizar el valor de su propia moneda. De hecho, esto es algo que ya ha empezado a hacer. Papón ha confirmado que ha intervenido en el mercado cambiario para apoyar su moneda frente al dólar, informando que compró 62,200 millones de dólares durante el periodo de 5 semanas entre el 26 de abril y el 29 de mayo de 2024. De momento, las cantidades son pequeñas en comparación con los bonos americanos que poseen, pero este tipo de movimientos lanzan un aviso a navegantes. Si las cosas se ponen más feas, tiraremos la deuda americana para salvarnos. En otras palabras, que lo que estamos empezando a ver es el riesgo real de que uno de los mayores compradores de deuda del mundo empieza a tambalearse. Y si esto ocurre, los rendimientos de los bonos estadounidenses podrían aumentar mucho, arrastrando alta también los tipos en Europa. El japonés Cato afirma que las tenencias de bonos del tesoro estadounidense podrían ser una carta de negociación. Así que ante este escenario en Visual Economic nos hemos tenido que hacer unas cuantas preguntas. ¿Cómo demonios ha llegado Japón a este punto? ¿Qué ha hecho mal el país? Que durante décadas se asoció con la idea de la pujanza y el desarrollo infinito. Y quizá lo más importante, ¿cómo nos afectará a todos la crisis financiera de Japón? Lo vamos del Avenomics al Ishiva Shock. Para entender el lío actual, tenemos que remontarnos unos años atrás. Durante la era de Sinzoave, entre 2012 y 2020, se implantó el famoso Avenomic, una política de estímulos masivos, gasto público a manos llenas, tipos de interés acero o incluso negativos y el Banco de Japón imprimiendo llenes como si no hubiera mañana. El resultado, Japón salió de la deflación, sí, pero a cambio de inflar deuda colosal y acostumbrarse al dinero prácticamente gratis. Claro que durante mucho tiempo esto no parecía un problema grave. Japón podía financiarse casi gratis gracias a que la mayoría de sus bonos estaban en manos de los ahorradores locales y también a que el propio Banco de Japón compraba deuda pública en plan Pacman monetario. Sin embargo, todo cambió de repente. A finales de 2024, con la economía mundial sacudida por la inflación postpandemia, la guerra de Ucrania y las subidas de tipos en Estados Unidos y Europa, Japón se vio atrapado en un problema. El veterano Fumio Kishida dejó paso a Shiguero Ishiba, un político conocido irónicamente como todo un halcón fiscal que asumió el poder con la promesa de poner orden en las finanzas públicas y con su llegada se produjo lo que los medios llamaron el Ishiva Shock, una breve caída de la bolsa de Tokio y la expectativa de un cambio radical en la política fiscal de este país. Hablamos básicamente del fin de la barra libre de Avenomic. Por ejemplo, por primera vez en décadas, el Banco de Japón ha comenzado a levantar el pie del acelerador monetario. En 2023 abandonó los tipos de interés negativos y ha encadenado alzas graduales hasta el 0,5%. Un nivel de tipos que sí, a muchos probablemente os dará risa, pero que para Japón supone un cambio radical. Y no solo eso, el Banco Central también ha reducido la compra de bonos masivamente, lo que por sí mismo ha empujado adicionalmente al alza los intereses de la deuda pública. Y esto, amigos, ha tenido un efecto inmediato para el Estado. Financiarse es cada vez más caro. Es más, según el Fondo Monetario Internacional, casi una cuarta parte del presupuesto inicial de Japón en 2025 se destinará solo a pagar intereses y amortizaciones de deuda. Es decir, una cuarta parte de todo el pastel del gasto público va a pasar directamente a los acreedores al mismo tiempo que el gasto se está disparando por otro problema aún más grave. Y es que a día de hoy uno de cada tres japoneses tiene más de 65 años. ¿Y esto qué significa? Pues menos trabajadores, menos consumo, menos recaudación fiscal y al mismo tiempo más gasto en pensiones, sanidad y asistencia social. En resumen, menos ingresos y más gastos estructurales. Y no solo eso, el país lleva décadas con una tasa de natalidad por los suelos que hace que cada vez haya menos jóvenes para sostener a esta inmensa y creciente montaña de pensionistas. Así que el sistema fiscal japonés sencillamente no da abasto y claro, cuando durante años solucionas el agujero tirando deuda, llega un momento en el que la cuerda se empieza a romper. Y eso ni siquiera es lo peor. Lo peor se te viene encima cuando la economía se frena. Y como os decíamos, durante el primer trimestre se contrajo un 0,7% más del triple de lo esperado. Y claro, con las amenazas y toda la incertidumbre creada por Trump, es lógico que comiencen a saltar muchas alarmas. Y esto ni siquiera es todo. Fijaos, la inflación en Japón aumenta al ritmo más rápido en más de 2 años. Los altos precios de los alimentos aumentan la presión sobre el Banco Central y el impopular gobierno de Isiaba. Después de años flirteando con la deflación, los precios están subiendo entre el 3 y el 3,5% anual. Hablamos de un nivel que no se veía desde los años 90 y sí, también puede sonar a poco, a risa, comparado con lo que pasó hace no mucho en Europa o Estados Unidos. Sin embargo, para los japoneses supone la mayor subida de precios en toda una generación. ¿Y qué significa esto? Pues básicamente que Japón parece estar perdiendo sus dos grandes características tradicionales, la estabilidad de precios y el crédito barato infinito. Así que el primer ministro Ishiva, que quiere arreglar todo este jaleo, aunque cueste años de sacrificios, ha dejado clara su estrategia. El japonés Ishiva descarta recortes de impuestos financiados con emisión de deuda. Isiva no quiere bajar impuestos a costa de hacer subir más la deuda y sus ideas parecen claras. Con los intereses subiendo y la deuda ya hasta el cuello, emitir más bonos para recortar impuestos sería echar gasolina al fuego. Amigos, así están las cosas. El gobierno nipon se ve atrapado entre la espada y la pared. Por un lado, si afloja impuestos para animar la economía, puede dispararse el déficit. Pero por otra parte, si sube impuestos o recorta el nivel de gasto, eso puede ahogar aún más el crecimiento a corto plazo. ¿Y qué está haciendo ISIVA? Pues buscar recortes muy selectivos y subidas de impuestos que no torpede su modelo económico basado en gran medida en la exportación y una industria muy intensiva en capital. por ejemplo, está tratando de eliminar algunos subsidios o subir gradualmente el IVA del 10% actual en 2027. Y sí, esto podría mejorar los ingresos del Estado, pero por supuesto un aumento del IVA del 50% afectará a todos los consumidores, lo que lógicamente también puede contribuir a enfriar la economía más en el corto plazo. Vamos, todo un sudoku que ya veremos cómo termina. Lo que está claro es que Japón ha llegado a esta situación por décadas de inundación monetaria y crecimiento económico anémico. Agujeros que hasta ahora tapaban con tipos de interés cercanos a cero y todo aderezado con la estrategia nacional de prestar dinero a otros países, sobre todo a Estados Unidos. Así que claro, la pregunta es, ¿qué impacto tiene todo esto en la economía japonesa y en la mundial? ¿Nos puede afectar de alguna manera a todos nosotros? Pues bien, veámoslo. Araquiri Global. Durante muchos años, la relación económica entre Japón y Estados Unidos ha funcionado como un pacto no escrito. Amigos, mientras la economía nipona combatía la deflación con tipos de interés cercanos a cero y un gasto público hipertrofiado, el exceso de ahorro interno y las exportaciones industriales y tecnológicas generaban flujos constantes de dólares. A lo largo de la década de 2010 y principios de la de 2020, este equilibrio funcionó como una especie de estabilizador del sistema financiero global. Por un lado, Washington financiaba sus enormes déficits sin miedo a un colapso del mercado de deuda gracias, en buena medida, a socios como Tokio. Mientras que, por otra parte, tanto el Banco de Japón como los ahorradores nipones conseguían rentabilidad y seguridad escapando de los tipos negativos que tenían en casa. Pero claro, ahora todo ha empezado a fallar. El modelo empezó a romperse cuo, tras la pandemia la Reserva Federal Americana tuvo que subir los tipos rápidamente para frenar la inflación causada por los planes de estímulo. Una subida de tipos que empezó a castigar al yen más de la cuenta. Y por si esto fuera poco, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 en general y el día de la liberación en particular han complicado sin duda aún más las cosas. En abril, Estados Unidos anunció un paquete de aranceles del 25% a las importaciones de automóviles japoneses, un mazazo directo al corazón industrial del país. De hecho, el primer ministro Ishiva calificó la medida de extremadamente decepcionante, que a ver, para que un japonés te diga algo así y en público significa que por dentro está colérico. Ha sido algo así como la gota que ha colmado el vaso. Habíamos estado solicitando al gobierno estadounidense que revisara sus medidas arancelarias unilaterales en varios niveles y estamos extremadamente decepcionados y lamentamos que a pesar de todo dichas medidas se hayan implementado. Sin embargo, el impacto para Estados Unidos podría ser también considerable. Si un Japón acorralado por defender su moneda decide vender una parte significativa de sus más de 1,13 billones de dólares en bonos estadounidenses, las consecuencias serían inmediatas. Las rentabilidades del tesoro americano subirían. Eso significaría que el endeudamiento federal se encarecería y el coste del crédito global podría dispararse como un domino financiero cayendo a cámara lenta. Vamos, que la jugada le podría salir bien cara a Trump. Y lo más inquietante es que ni siquiera hace falta que Japón venda de forma masiva. Solo con que el gobierno nipón active su fondo de intervención de divisas para sostener el yen, los mercados de deuda en Estados Unidos podrían sufrir temblores. Así es. Washington, que durante décadas se ha beneficiado del compromiso y la ayuda de Japón, podría enfrentarse ahora a una paradoja casi shakespeiana. Su aliado más firme en Asia podría convertirse en una fuente de inestabilidad. Y lo peor es que no solo afectaría a Estados Unidos, sino que se podría desatar un efecto aleteo de mariposa a nivel mundial. Fijaos, el aumento de los costos de la deuda a largo plazo de Japón tiene repercusiones en todo el mundo. El fuerte aumento de los rendimientos de los bonos de Tokio tiene el potencial de aumentar los costes de endeudamiento en otras partes del mundo. Para empezar, los mercados de deuda soberana podrían entrar en terreno pantanoso, muy pantanoso. Y además, si los tipos en Japón siguen subiendo, se activaría una repatriación masiva de capitales. Fondos nipones que durante años buscaron rentabilidad en bonos europeos y estadounidenses volverían corriendo a casa. Hablamos de una posible fuga de capitales que también podría golpear con fuerza a países muy endeudados como Italia, Francia o incluso Reino Unido. Y eso significa que las primas de riesgo subirían y el coste de los países para financiarse también se dispararía. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos. Hasta entonces las preguntas son para ti. ¿Crees que conseguirá Japón salir de esta encrucijada sin caer en un abismo financiero? ¿Podrá a la nación del sol naciente reinventarse? ¿O le espera un destino al estilo griego? Como alerta el primer ministro? Podríamos estar ante el país que desate la gran crisis de deuda global de la que muchos economistas alertan. Pues bien, déjanos tus opiniones aquí abajo en los comentarios y abramos debate. Y muy importante, si te ha gustado este vídeo, dale al botón de like y suscríbete si es que aún no lo has hecho. Como siempre, gracias por estar ahí, un saludo y hasta la próxima.

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46 Comments

  1. Éstos analistas no han aprendido nada😅😂
    Tan fácil como que Trump le suba los aranceles desde el 25% al 50% o más, y se acaba la amenaza de vender deuda.

  2. Si la gente entendiera como funciona el sistema financiero… Tendríamos una revolución hoy mismo.

    El padre de los ponzis.

  3. En este momento tan delicado se necesita mucha empatía y colaboración entre aliados, cosa q el gobierno Trump dudo q sea su fuerte… compren oro, hagan huertos en su casa y prepárense por si acaso para quedarse sin trabajo… si no pasa nada bueno, a celebrar pero y si estos pend…. q nos gobiernan nos llevan a la crisis pues estar preeeparadoso

  4. Pues hagalo!, desaten al demonio, para que entiendan, la deuda SE PAGA!, toda esa especulacion, y libre mercado nos ha traido a esto, todo SIN CONTROL, tiende a no ser bueno.

  5. Japón prestando a EE.UU. mientras se ahoga en deuda propia no es contradicción, es geoestrategia. Pero si cae el yen, si suben los tipos, y si Tokio vende bonos para defenderse… entonces Washington tiene un problema. Porque cuando tu banquero entra en crisis, tú también estás en peligro.

  6. Un nuevo ejemplo, el japonés, de que la combinación de democracia y capitalismo parece dar como resultado, indefectiblemente, una deuda creciente. A resultas de la incapacidad crónica de los políticos para decir no. Que a su vez gozan de impunidad por los resultados de sus decisiones al estar en el gobierno. La experiencia mileista, si logra resultar exitosa, sería un faro de esperanza para un renacer de la legitimidad democrática a nivel global.

  7. Is not her fault people believe or not in her predictions, also Japan always complains about having too much tourists, this is a good chance for them to see a Japan with less tourism. They should thank that woman

  8. Ojalá llegue la gran crisis de deuda global y los países dejen de gastar más de lo que ingresan. Yo tengo una hija pequeña, y entre el islam, la inseguridad ciudadana y la deuda pública, el futuro que le espera es una mierda importante.

  9. Estos comentarios son de verdad muy estúpidoz creen que trayendo inmigrantes un país puede prosperar una estupidez la inmigración es buena cuando son países de culturas similares como le pasó a EEUU que su mayor crecimiento fue con inmigrantes alemanes neerlandéses suecos franceses irlandeses y escoseses de ser el caso que la inmigración es beneficiosa no me explico por que reino Unido pasó a ser un país casi subdesarrollado cuando tiene unas de las tasas de inmigrantes más altas de el mundo y van a peor

  10. 👉Crisis de 1929: EE.UU le exige a Alemania que le devuelva su dinero (destinado a la reconstrucción de dicho país tras la primera guerra mundial) trasladando la crisis a Europa y hundiendo a Alemania en la más absoluta miseria económica, surge la semilla del resentimiento aleman contra el mundo, nace el nazismo como respuesta a ese resentimiento y años después estalla la segunda guerra mundial🙁.
    👉Ahora: Japon entra en crisis, le exige su dinero a EE.UU, la crisis pasa de Japon a EE.UU y por ende a America y Europa y……..¿Acaso la historia se volvera a repetir? y ¿Cuál es el objetivo real de Donald Trump?😲

  11. Jajajaj qué cochinada la Treid Repáblic con sus rendimientos del 2%.

    Hasta los Certificados de Tesorería de México (Cetes) pagan más, casi un 8% anual al día de hoy.

    No anuncien basura, por favor 😂

  12. Pase lo que pase no tiene cientos de miles de señores con pelo brócoli que te llaman amego para pedirte un segarro. Solo por eso ya están mucho mejor que España

  13. Son increíbles ustedes, les preocupa la deuda japonesa siendo la 3er o 4ta potencia económica del mundo, pero no les preocupa y aplauden como focas la deuda argentina. Se les nota un montón

  14. Lo peor para Japón es que siga aumentando su deuda, y por eso ishiba no quiere recortar impuestos, pero este fin de semana habrá elecciones en la cámara alta y los partidos de oposicion abogan por recortes de impuestos, y dado que ishiba es impopular creo que esto acabará mal.

  15. Bueno, y donde estan todos los patéticos ignorantes pro Japón que no tienen ni idea de economía y solo defienden a este país por qué es lindo??? Aprendan de ésto antes de opinar ignorantes…

  16. Argentina viendo como baja el riesgo pais de los 500 pts. basicos, vuelve a los mercados y se salva del default en 2026 porque suben los rendimientos de USA 🗿🗿

  17. Lo que no queda claro es si el problema es anterior o es el mismisimo tratamiento de choque de Shigeru Ishiba que esta hundiendo a Japon. Empiezan con el paralelo con grecia, pero por muy problematico que fue su situacion antes la accion de la llamada "troika" no fue todo beneficiosa.