Auge y caída de Japón… ¿Y RESURGIR?

Se ha llamado milagro económico japonés al elevado crecimiento económico vivido por Japón desde los años 1960 hasta la década de 1980.

El crecimiento redujo su marcha notablemente al empezar la década de los noventa, en lo que se ha conocido como la década perdida, en gran parte debido al fracaso del Banco de Japón de bajar las tasas de interés con la suficiente rapidez para contrarrestar los efectos del colapso de la burbuja inmobiliaria sufrida a finales de los años 1980. Algunos economistas piensan que a causa de esto, Japón entró en una denominada trampa de la liquidez, aun cuando, para entonces, Japón se había convertido en una de las diez economías nacionales más fuertes del planeta.

Después de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, se dio el caso que los países vencidos en la contienda, y que habían sufrido mayores destrucciones como resultado de la guerra (por ejemplo Alemania e Italia) iniciaron un espectacular crecimiento económico que no solamente buscaba la reconstrucción de su aparato productivo y comercial sino que inclusive trataba de superar el poderío económico existente antes de la guerra. Esto, asimismo, generó un progreso político y social en dichas naciones.

Situación hasta 1945
Históricamente, Japón ha sido un país pobre en recursos naturales, dependiente de las importaciones de petróleo y carbón para la operatividad de su economía, y en constante necesidad de importar casi toda la materia prima necesaria para su industrialización, como metales y combustible, lo cual motivó que el imperio japonés prontamente se anexase Taiwán y la península de Corea a inicios del siglo 20.

Las exigencias de atender la producción de armamentos mellaron la capacidad japonesa de producir bienes de consumo, y presionaron aún más la capacidad industrial del país, siendo que las continuas derrotas a manos de EE. UU. entre 1943 y 1944 habían aumentado las presiones económicas sobre Japón. De hecho, el gobierno japonés impuso un esfuerzo militar de la guerra que movilizó toda la industria pesada, y se obtuvo una gran experiencia en temas de organización industrial y de formación de mano de obra, sobre todo la mano de obra femenina e infantil.

Tras los triunfos estadounidenses en la campaña filipina y luego en Iwo Jima y en Okinawa permitieron que la aviación estadounidense bombardeara, casi sin oposición, territorio metropolitano japonés en una serie de incursiones devastadoras sobre los centros industriales japoneses como Tokio, Osaka, y Kobe, además de cortar sus suministros de caucho y combustibles de Indonesia. Así, cuando las bombas atómicas estadounidenses fueron lanzadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, la economía nipona ya estaba en grave crisis para seguir manteniendo el esfuerzo bélico y no podía producir el armamento suficiente para la defensa del país

Tras la rendición de agosto de 1945
Japón sufrió la ocupación de las fuerzas estadounidenses dirigidas por el general Douglas MacArthur después que el país aceptara el 15 de agosto de 1945 la capitulación sin condiciones exigida por el bando aliado en la Segunda Guerra Mundial conforme a la Conferencia de Potsdam. El objetivo de la ocupación era impedir que Japón se convirtiera nuevamente en una amenaza para su seguridad. Con ese propósito EE. UU. acometió la des-militarización de Japón, y se cerraron las fábricas destinadas a la industria bélica.

Un factor clave fue que la derrota de 1945 causó que Japón perdiera todas sus conquistas bélicas que le aseguraban acceso a materias primas y que el Imperio nipón volviera a sus fronteras de 1890. Tras la derrota, la situación empeoró con el regreso forzado de seis millones de japoneses repatriados desde las ex colonias, el pago de indemnizaciones de guerra a China, la URSS y otras potencias vencedoras. Como consecuencia de la guerra y la ocupación estadounidense, Japón perdió el 42% de la riqueza nacional y el 44% de la capacidad industrial; además el país había perdido todos sus territorios de ultramar, mientras su población sobrepasaba la cifra de los 80 millones en un país que dependía de la importación de alimentos para sostener a su población.

La demanda interna descendió con la interrupción de la producción y el comercio exterior se hallaba restringido por las fuerzas de ocupación aliadas. La ocupación norteamericana no permitió en los primeros dos años la reparación de las destrucciones, ni la elaboración de una política estratégica para la reconstrucción económica, en tanto la principal preocupación de la administración de Harry S. Truman era la desmilitarización de Japón y asegurar al resto de aliados -sobre todo China y la URSS- que Japón no volvería a ser fuente de belicismo y expansionismo.

suscríbete y dale a like si te ha gustado el video, además no olvides activar la campanita para no perderte ningún vídeo

1 Comment