Auge y caída de una potencia económica: la burbuja de Japón

[Música] historias de la [Música] economía episodio 115 auge y caída de una potencia económica La burbuja [Música] japonesa [Música] Japón vivió durante la segunda mitad del pasado siglo su propio milagro económico en la década de los 60 era un país que estaba tratando de recuperarse de las consecuencias de la Segunda Guerra

Mundial tenían por delante un importante y ambicioso plan de reconstrucción y modernización y funcionó la inversión en industria y tecnología junto con la disciplina y determinación de los ciudadanos nipones da sus frutos y catapultan a Japón a la categoría de potencia mundial la colaboración entre el gobierno y el sector privado canaliza la

Inversión en sectores clave como la industria pesada la electrónica y la tecnología compañías como Toyota o Sony comienzan a despegar y logran un reconocimiento internacional la capacidad del país para producir bienes de alta calidad duraderos y de bajo costo les coloca en una posición privilegiada a nivel competitivo destacan sobre todo las

Exportaciones de productos electrónicos y automóviles el éxito es [Música] arrollador [Música] es en los años 80 cuando todo se desboca aún más y la economía de La Isla experimenta un crecimiento sin precedentes el milagro japonés está en pleno apogeo la economía alcanza tasas de expansión que superan los dos dígitos

Cada año y se convierte en la segunda potencia del mundo solo superada por los Estados Unidos los más optimistas que en Japón no eran pocos especulaban con cuánto tiempo faltaba para convertirse en los líderes durante aquella época el superávit comercial nipón estuvo disparado el dinero que entraba de forma

Masiva desde el extranjero era empleado por las empresas y sobre todo por los bancos para adquirir tierras y acciones los precios de estos activos comenzaron a crecer a porcentajes astronómicos de esta forma el mercado inmobiliario hacía crecer el mercado de valores y viceversa creando un círculo vicioso infernal en

Este proceso endemoniado las acciones de una empresa se revalorizan a partir de sus propiedades inmobiliarias y esa revalorización se empleaba para comprar más bienes [Música] inmuebles [Música] en esta espiral cualquier dato económico de la época era salvaje entre 1955 y 1989 el valor inmobiliario de Japón se

Había multiplicado por 75 y llegó a equivaler al 20% de la riqueza mundial unos 20 billones de dólares en 1990 el valor de todas las propiedades de Tokio y su entorno Metropolitano estaba al nivel de todas las propiedades de todo Estados Unidos solo el Palacio Imperial si hubiera estado a la venta

Tendría un valor equivalente al del estado de California y otro ejemplo los campos de golf Tenían un valor superior a todas las empresas que cotizaban en la bolsa de Australia al mismo tiempo los índices bursal es nipones vivían un fenómeno parecido debido a esa interconexión que comentábamos que existía entre los

Valores inmobiliarios y las acciones de las empresas así el valor de las cotizadas japonesas se multiplicó por 100 entre 1955 y 1990 a comienzos de ese año la capitalización de la bolsa japonesa superó a la de Estados Unidos a pesar del crecimiento y de la sensación de

Euforia que habría que matizar porque en realidad era mucha la gente que sufría las consecuencias de esta situación económica sin beneficiarse de sus ventajas había importantes nubarrones en el Horizonte estaban subidos a una burbuja que no iba va a tardar en estallar a finales de la década de los

80 empiezan a verse los primeros síntomas de [Música] agotamiento el Banco Central muy criticado a posterior y por su papel decide subir los tipos de interés para evitar que la inflación se dispare Y ante el temor a las consecuencias de la depreciación del yen frente al dólar en esa época en concreto en

1988 cuando la sensación generalizada era que el precio de la vivienda nunca iba a caer que la prosperidad sería eterna los precios de los activos inmobiliarios empiezan a reducirse en algunas zonas de la capital del país era la primera señal cada año eran más las ciudades en las que los precios se

Estancaba o en el peor de los casos caían el colapso definitivo llegó en 90 inversores y propietarios se dieron cuenta de que los precios eran insostenibles particulares y empresas que habían pedido préstamos para comprar activos inmobiliarios se encontraron con que sus propiedades valían menos de lo

Que debían esto se tradujo en una crisis financiera y a que muchas empresas no podían cumplir con sus obligaciones este círculo vicioso entre acciones y mercado inmobiliario provocó que la bolsa de valores esa que había llegado a igualar en capitalización a la de Estados Unidos se hundiera los

Precios de los títulos se desmoronaron y en Nicki el índice de referencia perdió un 63 por de su valor en 2 años con los bienes inmuebles actuando como garantía de las acciones el sistema financiero entró en una grave crisis se esfumaron billones de [Música] dólares [Música] La burbuja había estallado y las

Consecuencias fueron terribles para Japón por un lado la explosión del precio de los activos tuvo un fuerte impacto en la economía los precios se redujeron en todo el país sobre todo en las grandes ciudades y en los distritos financieros en algunos casos los precios no volvieron a alcanzar los niveles de 1990 hasta

2007 la crisis también destapó un alto nivel de corrupción en todo el país presente en todas las capas de la sociedad desde funcionarios personas particulares empresas e incluso miembros del gobierno sobornos tráfico de información manipulación del precio de las acciones fraude habían tocado todos los palos una caída de esta magnitud también

Tuvo consecuencias para los hogares ya que se tradujo en una fuerte caída de los ingresos reales lo que provocó a su vez una reducción del consumo directo y la inversión esto provocó una larga etapa de deflación como nunca se había visto en la historia reciente para las empresas las consecuencias también fueron terribles

Con unos niveles de endeudamiento elevados fueron incapaces de dedicar ni un solo yen a la inversión el gobierno apoyó artificialmente a muchas compañías en dificultades capaces de sobrevivir por sí mismas pero que a su vez hacía muy complicado competir a las empresas eficientes estas compañías zombies como

Se conoció a las que estaban rescatadas por el sector público supusieron un lre para los beneficios de las empresas competitivas deprimiert las inversiones los años 90 se conocieron como la década perdida en Japón debido al efecto del colapso de la burbuja esta década perdida se convirtió finalmente

En los 20 años perdidos un periodo de exuberancia y caos de auge y caída que dejó una marca indeleble en la historia económica y en la mentalidad de [Música] [Música] Japón [Música] [Música] la edición Sonora de este capítulo es cosa de Remo Vicario Mientras que el y

La locución son cosa mía y soy Javier [Música] cal [Música] el economista [Música] podcast

Japón vivió durante la segunda mitad del pasado siglo su propio milagro económico. En la década de los 60, era un país que estaba tratando de recuperarse de las consecuencias de la II Guerra Mundial. Tenían por delante un importante y ambicioso plan de reconstrucción y modernización. Y funciona. La inversión en industria y tecnología, junto con la disciplina y determinación de los ciudadanos nipones, da sus frutos, y catapultan a Japón a la categoría de potencia mundial.

La colaboración entre el Gobierno y el sector privado canaliza la inversión en sectores clave, como la industria pesada, la electrónica y la tecnología. Compañías como Toyota, Honda o Sony comienzan a despegar, y logran un reconocimiento internacional.

La capacidad del país para producir bienes de alta calidad, duraderos y de bajo costo les coloca en una posición privilegiada a nivel competitivo. Destacan, sobre todo, las exportaciones de productos electrónicos y automóviles. El éxito es arrollador.

Es en los años 80 cuando todo se desboca aún más, y la economía de la isla experimenta un crecimiento sin precedentes. El milagro japonés está en pleno apogeo. La economía alcanza tasas de expansión que superan los dos dígitos cada año, y se convierte en la segunda potencia del mundo, solo superada por la de Estados Unidos. Los más optimistas, que en Japón no eran pocos, especulaban con cuanto tiempo faltaba para convertirse en los líderes.

Durante aquella época, el superávit comercial nipón estuvo disparado. El dinero que entraba de forma masiva desde el extranjero, era empleado por las empresas, y sobre todo por los bancos, para adquirir tierras y acciones. Los precios de esos activos comenzaron a crecer a porcentajes astronómicos. De esta forma, el mercado inmobiliario hacía crecer el mercado de valores, y viceversa, creando un círculo vicioso infernal.

En este proceso endemoniado, las acciones de una empresa se revalorizaban a partir de sus propiedades inmobiliarias, y esa revalorización se empleaba para comprar más bienes inmuebles.

En esta espiral, cualquier dato económico de la época era salvaje. Entre 1955 y 1989, el valor inmobiliario de Japón se había multiplicado por 75, y equivalía al 20% de la riqueza mundial: unos 20 billones de dólares. En 1990, el valor de todas las propiedades de Tokio y su entorno metropolitano estaba al nivel de todas las propiedades de todo Estados Unidos. Solo el Palacio Imperial, si hubiera estado a la venta, tendría un valor equivalente al de todo el estado de California. Más ejemplo: los campos de golf tenían un valor superior a todas las empresas que cotizaban en la bolsa de Australia.

Al mismo tiempo, los índices bursátiles nipones vivían un fenómeno parecido, debido a esa interconexión que comentábamos que existía entre los valores inmobiliarios y las acciones de las empresas. Así, el valor de las cotizadas japonesas se multiplicó por 100 entre 1955 y 1990. A comienzos de ese año, la capitalización de la bolsa japonesa superó a la de Estados Unidos.

A pesar del crecimiento, y de la sensación de euforia, que habría que matizar, porque en realidad era mucha la gente que sufría las consecuencias de esta situación económica sin beneficiarse de sus ventajas, había importantes nubarrones en el horizonte. Estaban subidos a una burbuja, que no iba a tardar en estallar. A finales de la década de los 80, empiezan a verse los primeros síntomas de agotamiento.

El banco central, muy criticado a posteriori por su papel, decide subir los tipos de interés, para evitar que la inflación se dispare, y ante el temor a las consecuencias de la depreciación del yen frente al dólar. En esa época, en concreto en 1988, cuando la sensación generalizada era que el precio de la vivienda nunca iba a caer, que la prosperidad sería eterna… los precios de los activos inmobiliarias empiezan a reducirse en algunas zonas de la capital del país. Era la primera señal. Cada año eran más las ciudades en las que los precios se estancaban, o en el peor de los casos, caían. El colapso definitivo llegó en 1990.

Inversores y propietarios se dieron cuenta de que los precios eran insostenibles. Particulares y empresas, que había pedido préstamos para comprar activos inmobiliarios, se encontraron con que sus propiedades valían menos de lo que debían. Esto se tradujo en una crisis financiera, ya que muchas empresas no podían cumplir con sus obligaciones.

Ese círculo vicioso entre acciones y mercado inmobiliario provocó que la bolsa de valores, esa que había llegado a igualar en capitalización a la de Estados Unidos, se hundiera. Los precios de los títulos se hundieron. El Nikkei, el índice de referencia, perdió un 63% de su valor en dos años. Con los bienes inmuebles actuando como garantía de las acciones, el sistema financiero entró en una grave crisis. Se esfumaron billones de dólares.

La burbuja había estallado. Y las consecuencias fueron terribles para Japón. Por un lado, la explosión del precio de los activos tuvo un fuerte impa…

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